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Déjese llevar por el primer impulso y que unas simples palabras, las primeras que tenga en la punta de la lengua, fluyan, converjan, se entremezclen y escriba, escriba lo que se le ocurra, al instante, o en algún rincón de su tiempo(si es que quiere pensar lo que va a comentar)
¡Muchas Gracias!

Pablo.-

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PABLO M. PREZ


miércoles, 13 de julio de 2011

S/N - Óleo sobre bastidor - 70x50 (Serie del mar a remos) (VENDIDA)




Pequeña mosca,
tus juegos veraniegos
mi atolondrada mano
se ha llevado.

¿No soy yo
una mosca como tú?
¿O no eres tú
un hombre como yo?
Pues bailo
y bebo y canto
hasta que alguna mano ciega
se lleve mi ala.

Si el pensamiento es vida
y fuerza y aliento;
y carecer
de pensamiento es muerte
 
Entonces yo soy
una mosca feliz,
ya vivo,
ya muerto.

William Blake, La Mosca

Faro del fin - Óleo sobre bastidor - 60x40 (Serie del mar a remos)




¿Ves cómo se dobla el arbol?
¿Te inspira?
Inclinándose para alcanzar los rayos del sol
Una lección para ser aplicada

¿Estás sacando algo de este viaje alrededor de todo?
Puedes gastar tu tiempo a solas
redirigiendo remordimientos pasados oh...
O puedes llegar a un acuerdo y darte cuenta:
tú eres el único que no puede perdonarte oh...
Tiene mucho más sentido
vivir en el PRESENTE

¿ Tienes idea de cómo terminará esta vida?
¿Revisaste tus manos y estudiaste las líneas?
¿Crees en que el camino por delante asciende hacia la luz?
Parece que innecesariamente
está haciendo más difícil
encontrar un enfoque
y una forma de vivir

¿Estamos sacando algo de este viaje alrededor de todo?
Puedes gastar tu tiempo a solas
redirigiendo remordimientos pasados oh...
O puedes llegar a un acuerdo y darte cuenta:
tú eres el único que no puede perdonarte oh...
Ah, tiene mucho más sentido
vivir en el PRESENTE...

  Eddie Vedder (Pearl Jam), Present Tense

De ojos saltones - Óleo sobre cartón entelado - 70x35

     

     Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas. Anoche, mientras estábamos cenando, comenzaron a armar el gran alboroto y no pararon de cantar hasta que amaneció. Mi madrina también dice eso: que la gritería de las ranas le espantó el sueño. Y ahora ella bien quisiera dormir. Por eso me mandó a que me sentara aquí, junto a la alcantarilla, y me pusiera con una tabla en la mano para que cuanta rana saliera a pegar de brincos afuera, la apalcuachara a tablazos... Las ranas son verdes de todo a todo, menos en la panza. Los sapos son negros. También los ojos de mi madrina son negros. Las ranas son buenas para hacer de comer con ellas. Los sapos no se comen; pero yo me los he comido también, aunque no se coman, y saben igual que las ranas. Felipa es la que dice que es malo comer sapos. Felipa tiene los ojos verdes como los ojos de los gatos...

Juan Rulfo, Macario (fragmento)

lunes, 4 de julio de 2011

Navegando - Óleo sobre bastidor (Serie del mar a remos) (VENDIDA)






- ¿Es cierto que ejerce usted una mala influencia sobre sus amigos,Lord Henry? ¿Tan mala como dice Basil?
-No hay influencia buena, Mr.Grey. Toda influencia es inmoral... inmoral, desde un punto de vista científico.
- ¿Por qué?
-Porque influenciar a una persona es prestarle nuestra propia alma. No piensa ya sus pensamientos naturales, ni arde con sus propias pasiones. Sus virtudes dejan de ser suyas. Sus pecados, si es que hay pecados, son de segunda mano. Se convierte en el eco de una música ajena, en el actor de un papel que no había sido escrito para él. El fin de la vida es el desenvolvimiento de la personalidad. Realizar nuestra propia naturaleza cabalmente: para esto hemos venido. Hoy los hombres se asustan de sí mismos, han olvidado el más alto de sus deberes, el deber que uno se debe a sí mismo. Sí, son caritativos; dan pan al hambriento y vestido al mendigo. Pero sus propias almas se mueren de hambre y van desnudas. El valor ha abandonado a nuestra raza. Quizás nunca lo tuvimos. El temor a la sociedad, que es la base de la moral; el temor de Dios, que es el secreto de la religión: tales son las dos fuerzas que nos gobiernan. Y, sin embargo...
-Vuelve un poco más la cabeza hacia la derecha. Dorian; sé buen chico -dijo el pintor, sumergido en su obra, pero dándose cuenta de que el rostro del mancebo tenía ahora una expresión que nunca viera hasta entonces.
-Y, sin embargo -continuó Lord Henry, con su voz queda, musical, y aquel suave ademán de la mano tan característico suyo y que ya tenía en sus días de Eton-, creo que si un hombre se atreviera a vivir su vida plena y totalmente, a dar forma a cada sentimiento, expresión a cada pensamiento, realidad a cada ensueño... creo que el mundo cobraría de nuevo un ímpetu tal de alegría, que olvidaríamos todas las enfermedades del medievalismo, y tornaríamos al ideal helénico... a algo quizá más bello, más rico que el ideal helénico. Pero hasta el más valiente de nosotros tiene miedo de sí mismo. La mutilación del salvaje tiene su trágica supervivencia en la renuncia de sí mismo que frustra nuestras vidas. Y somos castigadas por ello. Cada impulso que luchamos por estrangular, germina en el espíritu y nos envenena. El cuerpo peca una vez, y acaba con su pecado, pues la acción es una especie de purificación. Nada queda entonces, excepto el recuerdo de un placer, o la voluptuosidad de un arrepentimiento. El único medio de librarse de una tentación es ceder a ella. Resistid, y vuestra alma enfermará de deseo por las cosas que se ha vedado a sí misma, de concupiscencia por aquello que sus leyes monstruosas han hecho ilícito y monstruoso.
   Se ha dicho que los grandes acontecimientos del mundo tienen lugar en el cerebro. En el cerebro también, y sólo en el cerebro, tienen lugar los grandes pecados del mundo. Usted mismo, Mr. Gray, usted mismo,con su juventud color de rosa y su blanca infancia, usted ha tenido pasiones que le han dado miedo, pensamientos que le han llenado de terror, sueños dormido y sueños despierto, cuyo simple recuerdo bastaría para teñir de vergüenza sus mejillas...
- ¡Basta! -balbuceó Dorian Gray -, ¡basta! Me aturde usted. No sé qué decir. Siento que a todo eso hay una respuesta; pero no puedo hallarla. No hable usted más. Déjeme pensar. O más bien, déjeme que trate de no pensar.


Oscar Wilde, El retrato de Dorian Grey (fragmento)